miércoles, 14 de febrero de 2018

El Nocaut


Febrero, 2018
Gerardo J Arcia R

El Nocaut

“…desde el infierno también se ve un trozo del cielo, desde que me faltas yo no vivo, yo me muero…”

Tengo pruebas de verdaderas historias de amor, sin finales felices como dicen esas historias folclóricas animadas. Hay momentos en la vida donde estas descuidado, distraído y sin previo aviso la vida te da un buen golpe en la cara que te deja nocaut sin haber comenzado el primer round. Te preguntas cuándo comenzó, cuándo terminó y no hayas respuestas, ni siquiera en tus más profundos recuerdos.

Tengo una diáfana memoria de cómo comenzó todo, y si, fue uno de esos días en donde te levantas descuidado, frágil, en esos días en los que piensas que tienes el control de todo, en esos días en que piensas que todo será igual, la misma monotonía y de repente pasa, simplemente pasa.

Creo tenía yo diecisiete años. La conocí en la primavera de ese año, en una red social que estaba de moda por aquella época. A primera impresión parecía algo más de lo mismo, ¿me entiendes? Golpes no efectivos, pero en realidad fue un golpe directo al hígado, y un gancho al hígado bien colocado puede tumbar hasta al rival más fuerte. Nunca pensé que cierta chica la iba a conocer de esa manera tan inusual, y no solo eso, sino el hecho de cómo cambio mi vida de un momento para otro.

Sinceramente no conozco mucho sobre el amor pero a ella la ame. Y aunque hable en pasado tal vez sigue presente. Cierta chica me hizo ver el mundo de una manera distinta, me hizo ser mejor persona, me hizo cambiar para bien por eso creo sentirme tan en deuda con ella. Fuimos novios por unos seis, siete meses no lo recuerdo muy bien y ese tiempo fue suficiente para darme cuenta que nunca había vivido, había estado dormido. Y aunque cierta chica fue incondicional conmigo, yo no lo fui para ella, quizá por ello, y por otras cosas, terminamos. Si, terminamos y ella siguió su vida y yo, yo seguí con lo mío, no sé si seguí con mi vida o con mi muerte pero continué como por inercia.

Ya han pasado unos ocho años desde que conocí a cierta chica, todavía la recuerdo y en aquellos momentos en los que no respiro, dejo de pensarla. Sé que está bien, aunque no se mucho de ella, siempre me llegan recuerdos de cuando me lo contaba todo y era parte de su mundo. Ahora en su mundo están otras personas, otras cosas, otros sueños, otras metas y claro otros amores. No entiendo como después de tanto tiempo sigo pensando en cierta chica y en lo feliz que fui junto a ella.

Porque esas veces en las que nos juramos no dejarnos nunca, seguro la vida después de haber dado el golpe, entrelazo el dedo medio junto al índice.





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